martes, 28 de junio de 2016

Mi viejo y joven amigo Ricardo



             Mi amigo Ricardo era tan anciano que no paraba de reír.
            Mi amigo Ricardo sacaba siempre de mí la mejor sonrisa que, yo siempre correspondía con todo el cariño de mi alma.
            Cuando llegaba el buen tiempo, nos sentábamos en la terraza cercana a la consulta cambiando la psicología por una buena cerveza, dando los dos como cierto que a veces la reestructuración cognitiva podía llevar espuma y aceitunas de anchoa. 


            Me encantaba escuchar a una persona en silla de ruedas hablar de “velocidad”, “tomar curvas” y “maniobras”, pues al fin y al cabo me recordaba a mi padre. Quizás por que eran amigos y los dos compartieron “medio de transporte” disfrutaba tanto de su compañía.
            ¡Sí, era mi paciente!, pero eso fue el tiempo necesario que se necesita para entrar en el corazón de una persona y considerarlo también amigo.
            A veces no lo entendía bien por su problema de expresión, pero no lo necesitaba, su sonrisa decía todo aquello a lo que no llegaban las palabras llenando mi mente de mensajes que no podré nunca olvidar.
            Mi amigo Ricardo era tan anciano que era feliz. Se esforzaba a cada instante por ver la vida por el mejor ángulo posible, por entender que no son los años sino la actitud la que te hace “viejo” y que muchos jóvenes nunca serán tan jóvenes como él lo era.
            Mi amigo Ricardo tenía nuevos planes cada día. Algunas veces me decía que soñaba ilusiones en la sala del hospital cuando estaba ingresado y que al salir ponía todo su empeño en conseguirlo.
            Mi amigo Ricardo venía a verme como Psicólogo y creo que nunca pude agradecer toda la enseñanza que me dio, es más, creo que todo era una excusa para seguir una amistad en la que dos soñadores laboriosos nos encontrábamos para hablar “de todo menos de fútbol”….ese era el trato…
            Hoy le habría tocado venir a consulta a mi amigo Ricardo, pero falleció hace unos días….hoy dejo el hueco vacío en tu honor mi amigo y levanto una cerveza hacia el cielo, en soledad, en tu recuerdo, con todo el orgullo.
            Qué suerte Ricardo el conocerte, que suerte mi amigo el aprender que la vida no es cuestión de años sino de instantes, que suerte mi amigo el poder  empujar tu silla de ruedas fabricada de sonrisas y abrazos.  
            En tu nuevo hogar mi amigo, allá en el cielo, no olvides dar muchos recuerdos y elevar un brindis entre mi padre y tú por los que sentimos el honor de aprender de unos seres fabricados de vida.   
            Cada Martes mi amigo, te estaré esperando en mis sueños.
           

domingo, 19 de junio de 2016

Por una cabeza




            ¿Todo se esconde en un segundo de la vida?......
            Afinó la mirada, fijó su destino escrito en medio paso, avanzando arrastrando sus pies en cada suspiro, como el que teme quemarse con el fuego escondido bajo un pecho enlentecido.
            Agarró su cintura con fuerza, escuchó sus latidos agitando sus sentidos temerosos, adentrándose en un laberinto formaba por los pliegues de su ropa al convertirse en suave atadura de seda. 


            ¡Clavó su mirada, cerró el huracán contenido entre sus brazos y meció su vivir en un respirar turbado que avanzaba y retrocedía como el fuelle de un bandoneón!.
            ¡Arrancaba  su piel el lamento de un giro con regusto de choclo, mientras sus dedos fijaban su nuca entrelazando los dedos con su pelo!. ¡Nada existe más sensual que una mirada mientras rozas su piel con tu aliento!. Un arpegio de fuego que se turba entre los lamentos de una bruma platense que esconde los besos apasionados de las miradas furtivas.
            ¡Por una cabeza!.... y su cuerpo se fundió en volutas que se movían adelante y atrás, rompiendo las distancias, girando en un juego de miradas que detenía el tiempo cuando sus piernas se fundían a su cuerpo. Tumbaba su cuerpo convirtiéndose en el lugar donde el volcán toma fuerzas para volver a ser recuerdo. Y Giraba, y arqueaba su espalda, mientras sentía la caricia recorriendo su piel y su cuerpo agitado ardiendo en un anochecer eterno.
            Cuando acabó la música, intentó dar la espalda a su pasión sin querer mirar atrás….algunas veces la vida te da la oportunidad de sentir una emoción tan cercana al sueño que temes pensar si fue real para no despertar. Acarició el ala de su sombrero mientras avanzaba a pequeños pasos anhelando escuchar de nuevo el bandoneón en alguna lejana esquina del sentimiento.
Gracias por poner un viejo tango en el gramófono  sentido de mis teclas, intrigadas por unas líneas dibujadas en la palma de la mano. 

jueves, 16 de junio de 2016

Pajaritas de Papel



            Se acostumbró a vivir haciendo de su corazón pajaritas de papel. Tantos dobleces en su alma, dejaban marcada su historia y cada suspiro que resonaba con el eco del que sabe que nunca tendrá respuesta. 


            Si el amor debe hacernos feliz, ¿por qué se sufre?, ¿por qué ahoga nuestro respirar mudando su sonido por quejidos o por el abrazo negro del humo del olvido?.
            ¡Ella es vida!, un corazón envuelto para regalo para aquel que quisiera disfrutar de un alma bella o, alumbrar su vida con el brillo de unos ojos nacidos para sentir. Una voluta de pasión que hacía suyas las caricias, atrapando en sus dedos la emoción del instante en que cielo y tierra se convierte en fuego.
            Se transforma en un mundo sentir la frase “te quiero” y no poderla decir, es la distancia insalvable del abrazo pendiente o, la realidad de la distancia que se apodera de tu mirada cuando sientes que las cosas no son verdad o, que aquel que un día llamaste amante, escapa en la noche como un mal sueño sin mirar atrás.
            No existe peor cárcel que un “para siempre”, no existen barrotes más fieros que un “no me dejes”, nada ata más firme que un beso…..hasta que llega el frío ahogando el sentimiento.
            ¿Cómo arrancar de la mente la vida?, ¿cómo arrancar de tu pecho los te quiero?, ¿cómo dejar de pensar en tu único pensamiento?, ¿cómo apartar de tu lado a tu propio cuerpo?.
            Es asfixiante esperar un amanecer en el que tu cabeza te dice “déjalo” y tu corazón te grita “lo amo”. Si vuelo seré un Ícaro bello y, si pierdo las alas, habré subido a buscar un sol ardiente que me hizo caer pues nunca me perteneció.  
            Algunas veces deberíamos hacer más caso a las pajaritas de papel y saber leer las marcas de los dobleces, pues ellas dibujan las veces que nos partieron el corazón y las decisiones que tomamos.
            Si hoy me quieres hacer un favor, antes de volar mírate en el espejo. Quizás no llegaste a comprender que esas alas siempre fueron tuyas enseñándonos que el que amó nunca perdió y, que el futuro siempre guarda un “as” destinado al que sabe aguardar su momento y sonreír cuando los demás juegan de farol.
            Amar se escribe en el corazón con H de Humano y no merece ni un suspiro aquel que no lo sabe apreciar.