sábado, 23 de julio de 2016

Decisiones y corazones rotos



                ¡Nadie me hace sentir la vida como lo haces tú!, ¡mi cuerpo vibra, me cuesta respirar y cuento los amaneceres para estar contigo!...... Esas fueron sus palabras antes de no saber nada más de él.
                No es duro sentirse herido, perdido, traicionado, lo duro es sentir la garra de la incertidumbre entrar por tu corazón agarrando tu garganta para no dejarte respirar. Falta el aire y al hinchar tu pecho entra dolor haciéndote mirar las estrellas que flotan expectantes en un cielo umbrío. La tristeza de un ábaco de suspiros que siempre se quedó a cero.
                -  ¿Hice algo mal?
                No existe un eco más profundo que el de una pregunta sin respuesta resonando en el fondo de tu alma. Es cierto, si te ama o no lo hace sería mejor decirlo claramente, pero, es humano…… y quizás cobarde….. o quizás teme que le rompan el corazón pero no duda en rompérselo a otra persona. 


                Intentas apartar tu pensamiento, desconectar tu cabeza, tu imaginación, la vista de un teléfono mudo, pero nada funciona. El silencio grita sin parar haciendo que la paz se muestre esquiva y que todo aquello por lo que siempre habías luchado, todos aquellos propósitos de felicidad se quiebren como un espejo que atrae cien años de mala suerte.
                -  ¡Me hace sufrir, juega conmigo, no se lo merece, pero no puedo evitar amarlo!.....
                A veces no existe peor cárcel o mejor paraíso que una caricia. A menudo hemos contenido huracanes con una mirada sin darnos cuenta de la responsabilidad que encierra en sí misma un beso. Una tela de araña tejida con abrazos que envuelve tu pensamiento haciéndolo girar como en una noria que busca su mirada en todos los rincones sin encontrarlo.
                Cada noche, como un lobo hambriento, buscas en cada rincón, en cada brizna de viento su aroma y su calor para caer rendida  al alba en una cama enemiga del pensamiento.
                A veces los juegos no son de estrategia sino de desgaste. Cuando se apuesta el corazón se puede ganar o perder pero con la regla de la mirada como estandarte. No hay nada más triste que apostar con alguien que esconde el As del abandono en la manga demostrándote que quién juega de farol con las emociones rompe algo más que un corazón bajando la mirada para no sentirse mezquino.
                Como espectador del destino, mi trabajo y mi pensamiento, me hacen decirte que no merece la pena vagar perdida entre unas sábanas que abrigan una pasión y mil sufrimientos. Como arquitecto en prácticas eternas de emociones te digo que amar es siempre arriesgar contra el anochecer y el amanecer, contra lo que debes hacer y lo que debes sentir, por seguir sonriendo cuando se te corta la respiración, por mantener el equilibrio cuando unos labios recorren tu alma o cuando la brisa del hielo se vuelve fuego. Si hoy me preguntas qué hacer mi amiga te diría una sola cosa…. ¡arriesga!.....
                Allí estaré yo, alegre o triste, contento o preocupado, pero siempre atento…. Recuerda siempre que antes de ser nada de lo que hoy soy, aprendí a dar puntadas en los corazones rotos.